Hoy he ido con mi mujer a Abacus a echar un vistazo y nos hemos encontrado con la presentación de la versión en catalán de un cuento, "La Cenicienta que no quería comer perdices" (en catalán, "La Ventafocs ja no creu en princeps blaus", "La Cenienta ya no cree en principes azules").
No es un cuento para niños, es una relectura del clásico en la que se representa a mujeres reales, que no comen perdices, que no quieren comer perdices al final del cuento, un cuento en el que las protagonistas no comulgan con el papel de ser salvadas, son mujeres que se salvan a ellas mismas y que no creen en estereotipos ni en modelos caducos. Como dice mi mujer, Lola, le gustaría saber que fue de Cenicienta y el Principe 10 años después, y está convencida que la Reina malvada de Blancanieves estaba pasando por la crisis de los 40.
Las autoras, la escritora Nunila López Salamero y la ilustradora Myriam Cameros Sierra, han explicado cómo se les ocurrió la idea para el libro, a partir de charlar con un grupo de mujeres maltratadas, cómo consiguieron reunir, gracias a los amigos y a internet, el dinero suficiente, incluso más, para hacer su primera autoedición, o cómo han llegado a presentar ahora la versión en catalán de un libro, prologado por la periodista Maruja Torres, que va por su tercera edición.
Pero lo mejor de todo es que el cuento ha estado disponible de manera gratuita en Internet desde el principio, en PDF y bajo licencia Creative Commons. Y ha sido un éxito, todo un fenómeno en Internet antes de ser publicado. A pesar de ello, o gracias a ello, han vendido 30.000 copias del libro, incluyendo las que han publicado bajo la Editorial Planeta, que se les acercó en 2009, gracias a la repercusión en Internet, con intención de hacerse cargo de la edición en papel.
Comentaba Myriam, la ilustradora, que la televisión da una falsa sensación de poder elegir, por muchos canales que tenga, al final acaban siendo todos lo mismo, y yo le comentaba, mientras nos firmaba un ejemplar, que la verdadera elección la da internet, en la que un buen producto es respaldado por sus usuarios, son ellos los que eligen qué quieren, y las empresas deberían estar preparadas para darles eso que reclaman A GRITOS, listas para hacer de un buen producto cultural un rentable producto comercial, y no al revés, como se está haciendo ahora, que se fabrican productos "culturales" que son en realidad productos comerciales desde el principio, se han concebido no con la intención de contribuir al enriquecimiento cultural de la sociedad, sino con la intención de vender. Como le comentaba a Myriam, los conocidos CDs con 12 canciones de los que sólo vale la pena una de ellas...
Gracias a ellas por descubrirme esta joyita, de la que he comprado un ejemplar, firmado, dibujado y dedicado, a pesar de estar disponible gratis en internet (lo digo Sin despeinarme ;-) ) y felicidades por haber llegado a donde han llegado, y que sigan así.
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